domingo, 27 de julio de 2014

Capítulo V

Ese día tampoco descansé bien y como, con el paso de los años, no necesitaba alimentarme a diario, decidí seguir durmiendo, no me importaba si alguien entraba de repente en mi habitación y descubría lo que durante tanto tiempo había intentado mantener en secreto, quizás en el fondo de mi alma era lo que deseaba. En mi casa siempre había gente, familiares que no conocía pero que venían de lejos a visitarme o amigos de estos que ni cortos ni perezosos se aventuraban en un viaje por la España de comienzos de siglo.


Dormí profundamente como hacía tiempo que no conseguía, me sumí en un profundo sueño, del que quizás no debía haber despertado por que era encontrarme de nuevo con la cruda realidad, agudicé mi oído sobrenatural para no sorprenderme al salir a la calle, escuché como hablaban de cosas que desconocía, no sabía cuanto tiempo había permanecido durmiendo, pero me sentía hambrienta, salí de la habitación y decidí que me alimentaría y luego seguiría indagando cuanto tiempo había pasado. Quizás mi victima me lo transmitiera antes de morir, pero lo dudo ya que siempre me alimentaba del delincuente y en esa época era gente ignorante totalmente.

Busqué mi presa, cosa nada difícil en aquel entonces, me alimente y luego me enteré que tras la muerte de la Reina Isabel, a su hija la habían declarado inútil (por loca) aunque yo no comparto esa opinión.

Felipe, su marido y su padre, unidos en complot, habían tomado el mando del trono, ya había empezado todo hacia años, pero ahora estaba en el poder, después de muertos Felipe y Fernando, uno de los hijos del matrimonio tan peculiar, Carlos, que era un personaje cruel y despiadado, que incluso mandó encerrar a su madre.

 Yo no podía dejar de oír voces, así que apresuré a alimentarme de nuevo, saciar mi sed con un pobre borracho que se acercó a mí creyendo que iba a poder robarme, (por que en aquella época no era normal ver a mujeres por la calle, y menos vestidas de la manera tan macarra que yo iba para aquel entonces), me alimenté de él como te decía y note ese sabor dulzón del vino mezclado con su sangre.

 Esta victima había engañado a un sacerdote con una mujer de mala vida y lo había recopilado, de una forma muy rudimentaria, todo sea dicho de paso, pero tenia material que indicaba, y podía demostrar que el sacerdote había cometido un pecado, y con ese chantaje vil, le echo de su casa a cambio de no avisar al Vaticano.

Después de sentirme saciada, me senté en un banco de los del parque del Cid, comencé a respirar un poco de aire puro, y a escuchar a las gentes que pasaban para poder enterarme de lo que había pasado en mi ausencia...

Me enteré que Bartolomé Carranza, el famoso teólogo español, acudió al concilio de Trento como legado del emperador Carlos V, eso había ocurrido hacia el año 1543 y en agradecimiento en 1558 fue nombrado arzobispo de Toledo, fue acusado por la Inquisición y hasta 1576 no fue absuelto… ¡¡Dios mío!! No puedo creer que mi gran amigo Bartolomé haya terminado de esta manera… no entiendo…

Lo que por nada del mundo me podía imaginar es que mi mal llamado amigo Bartolomé me había delatado, había contado a la orden, que en el mundo vivían seres atroces como yo, que se alimentaban de la sangre humana para seguir sobreviviendo, que tenían poderes y eran conocidos entre algunos eruditos como vampiros, (que significa “bebedor de sangre”) pero el prefería llamarlos brujos o demonios…

_ No, ¡si ya me lo decía mi madre! Hay ciertas personas tan insulsas que no se puede hablar con ellas y mucho menos contarles un secreto, pero fue por dar un margen de confianza… y ¡¡mira como me lo pagan!!
Nunca más pensé que volvería a dar una segunda oportunidad a gente de lo que yo había empezado a conocer por el nombre de “populacho”.

Mientras intentaba separar lo que hablaban los borrachos y las cosas que realmente me podían servir de algo; oí a otro bebedor de sangre que andaba merodeando por allí; ¿sería el mismo que hace años me llamo por mi nombre?
Se comunico conmigo mediante el don de la mente
-Regi, sé que me oyes, espérame, tenemos que hablar
-Otra vez esa voz conocida… ¡¡déjame!! Vete o pondré fin a tu existencia si no dejas de perseguirme, ¡quiero estar sola!
No me hizo caso y se acercó a mí, procuró taparse la cara para que no lo reconociera pero vi un brillo conocido y poco común en sus ojos, Por lo que en menos de un suspiro me di cuenta de quién se escondía tras la capa, era Mario.

Accedí a esperar a ver que quería decirme, yo quería estar sola y sabia que Mario, también por lo que no entendía porque me buscaba, y a mí precisamente.

-Regi, llevo años buscándote, un día te comunicaste conmigo mediante el don de la mente pero no volví a saber de ti, en nuestro mundo todos hablan de “Regina” pero te buscaba para decirte que Bartolomé, fue acusado por la inquisición y para ser absuelto, dio nuestros nombres y ahora nos persiguen, quería hacértelo saber, leía las mentes de los que pasaban a mi lado a ver si alguien tenía una imagen tuya, y significaría que te habían visto pero nadie me daba ninguna pista, hasta que por fin hoy…

-Mira Mario, te agradezco que hayas estado pendiente tantos años de ver si me encontrabas para avisarme, pero como agradecimiento no pienses que me voy a unir a ti y a los tuyos para adorar a Satanás, yo no quiero estar con nadie, te repito que quiero estar sola, conozco tu mísera vida y  se que te gusta estar solo pero te reúnes con los otros bebedores de sangre para darles ordenes y dejarles que actúen a su libre albedrío, así que por esta vez, me olvidare de que te he visto y no te mataré, y ahora vete, adiós Mario.

-Pero Regi…
-Adiós Mario, hasta siempre.


Este hombre siempre me hizo comerme la cabeza más de la cuenta, ya en vida estaba un poco pasado de rosca desde que murió su mujer y nunca supo por que había sido, o no quiso saberlo, y esa desesperación lo llevo a convertirse en un despiadado bebedor de sangre, no me convence con su palabrería de que ha cambiado,
 “quien hace un cesto, hace ciento” ¿o no es así mi querido amigo?



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