Ese día
tampoco descansé bien y como, con el paso de los años, no necesitaba
alimentarme a diario, decidí seguir durmiendo, no me importaba si alguien
entraba de repente en mi habitación y descubría lo que durante tanto tiempo
había intentado mantener en secreto, quizás en el fondo de mi alma era lo que
deseaba. En mi casa siempre había gente, familiares que no conocía pero que
venían de lejos a visitarme o amigos de estos que ni cortos ni perezosos se
aventuraban en un viaje por la España de comienzos de siglo.
…
Dormí
profundamente como hacía tiempo que no conseguía, me sumí en un profundo sueño,
del que quizás no debía haber despertado por que era encontrarme de nuevo con
la cruda realidad, agudicé mi oído sobrenatural para no sorprenderme al salir a
la calle, escuché como hablaban de cosas que desconocía, no sabía cuanto tiempo
había permanecido durmiendo, pero me sentía hambrienta, salí de la habitación y
decidí que me alimentaría y luego seguiría indagando cuanto tiempo había
pasado. Quizás mi victima me lo transmitiera antes de morir, pero lo dudo ya
que siempre me alimentaba del delincuente y en esa época era gente ignorante
totalmente.
Busqué
mi presa, cosa nada difícil en aquel entonces, me alimente y luego me enteré
que tras la muerte de la Reina Isabel, a su hija la habían declarado inútil
(por loca) aunque yo no comparto esa opinión.
Felipe,
su marido y su padre, unidos en complot, habían tomado el mando del trono, ya
había empezado todo hacia años, pero ahora estaba en el poder, después de
muertos Felipe y Fernando, uno de los hijos del matrimonio tan peculiar,
Carlos, que era un personaje cruel y despiadado, que incluso mandó encerrar a
su madre.
Yo no podía dejar de oír voces, así que
apresuré a alimentarme de nuevo, saciar mi sed con un pobre borracho que se
acercó a mí creyendo que iba a poder robarme, (por que en aquella época no era
normal ver a mujeres por la calle, y menos vestidas de la manera tan macarra
que yo iba para aquel entonces), me alimenté de él como te decía y note ese
sabor dulzón del vino mezclado con su sangre.
Esta victima había engañado a un sacerdote con
una mujer de mala vida y lo había recopilado, de una forma muy rudimentaria, todo
sea dicho de paso, pero tenia material que indicaba, y podía demostrar que el sacerdote había
cometido un pecado, y con ese chantaje vil, le echo de su casa a cambio de no
avisar al Vaticano.
Después
de sentirme saciada, me senté en un banco de los del parque del Cid, comencé a
respirar un poco de aire puro, y a escuchar a las gentes que pasaban para poder
enterarme de lo que había pasado en mi ausencia...
Me
enteré que Bartolomé Carranza, el famoso teólogo español, acudió al concilio de
Trento como legado del emperador Carlos V, eso había ocurrido hacia el año 1543
y en agradecimiento en 1558 fue nombrado arzobispo de Toledo, fue acusado por
la Inquisición y hasta 1576 no fue absuelto… ¡¡Dios mío!! No puedo creer que mi
gran amigo Bartolomé haya terminado de esta manera… no entiendo…
Lo que
por nada del mundo me podía imaginar es que mi mal llamado amigo Bartolomé me
había delatado, había contado a la orden, que en el mundo vivían seres atroces
como yo, que se alimentaban de la sangre humana para seguir sobreviviendo, que
tenían poderes y eran conocidos entre algunos eruditos como vampiros, (que
significa “bebedor de sangre”) pero el prefería llamarlos brujos o demonios…
_ No,
¡si ya me lo decía mi madre! Hay ciertas personas tan insulsas que no se puede
hablar con ellas y mucho menos contarles un secreto, pero fue por dar un margen
de confianza… y ¡¡mira como me lo pagan!!
Nunca más pensé que
volvería a dar una segunda oportunidad a gente de lo que yo había empezado a
conocer por el nombre de “populacho”.
Mientras
intentaba separar lo que hablaban los borrachos y las cosas que realmente me
podían servir de algo; oí a otro bebedor de sangre que andaba merodeando por
allí; ¿sería el mismo que hace años me llamo por mi nombre?
Se comunico conmigo
mediante el don de la mente
-Regi,
sé que me oyes, espérame, tenemos que hablar
-Otra
vez esa voz conocida… ¡¡déjame!! Vete o pondré fin a tu existencia si no dejas
de perseguirme, ¡quiero estar sola!
No me
hizo caso y se acercó a mí, procuró taparse la cara para que no lo reconociera
pero vi un brillo conocido y poco común en sus ojos, Por lo que en menos de un
suspiro me di cuenta de quién se escondía tras la capa, era Mario.
Accedí a
esperar a ver que quería decirme, yo quería estar sola y sabia que Mario,
también por lo que no entendía porque me buscaba, y a mí precisamente.
-Regi,
llevo años buscándote, un día te comunicaste conmigo mediante el don de la
mente pero no volví a saber de ti, en nuestro mundo todos hablan de “Regina”
pero te buscaba para decirte que Bartolomé, fue acusado por la inquisición y
para ser absuelto, dio nuestros nombres y ahora nos persiguen, quería hacértelo
saber, leía las mentes de los que pasaban a mi lado a ver si alguien tenía una
imagen tuya, y significaría que te habían visto pero nadie me daba ninguna
pista, hasta que por fin hoy…
-Mira
Mario, te agradezco que hayas estado pendiente tantos años de ver si me
encontrabas para avisarme, pero como agradecimiento no pienses que me voy a
unir a ti y a los tuyos para adorar a Satanás, yo no quiero estar con nadie, te
repito que quiero estar sola, conozco tu mísera vida y se que te gusta estar solo pero te reúnes con
los otros bebedores de sangre para darles ordenes y dejarles que actúen a su
libre albedrío, así que por esta vez, me olvidare de que te he visto y no te mataré,
y ahora vete, adiós Mario.
-Pero
Regi…
-Adiós
Mario, hasta siempre.
Este
hombre siempre me hizo comerme la cabeza más de la cuenta, ya en vida estaba un
poco pasado de rosca desde que murió su mujer y nunca supo por que había sido, o
no quiso saberlo, y esa desesperación lo llevo a convertirse en un despiadado
bebedor de sangre, no me convence con su palabrería de que ha cambiado,
“quien
hace un cesto, hace ciento” ¿o no es así mi querido amigo?
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