Todo estaba saliendo
a pedir de boca, la madre de los niños iba de vez en cuando a visitarlos, pero
se quedaban allí conmigo, y... bueno, antes de irse, yo le daba dinero para que no pasara
necesidad de nada y dejara definitivamente la calle; pero no lograba
convencerla, tampoco podía hacer nada para que entrara en razón y dejara las
drogas, así que, después de 20 años, la madre muere y yo soy quien tiene que
comunicárselo a los niños.
Para mi siempre serían mis niños aunque tuvieran 80
ó 100 años
Javier tenía 25 años y José 24, ya eran
unos hombres, habían terminado sus estudios en la universidad y José se iba
para hacer un master de un año en Michigan; Javier no quería porque no quería
abandonar León.