jueves, 10 de julio de 2014

Capitulo II Siguen acechándo los recuerdos de hace siglos, recuerdos necesarios para comprender...

CAPÍTULO 2

…Año tras año fueros pasando los días, los meses, y los años y ya iba despertando en mi mas ese instinto que me dejaba leer la mente de los que me rodeaban, podía saber mas o menos como eran conmigo o que era yo para ellos solo con mirarlos a los ojos cuando se encontraban nuestros cuerpos, sabia que la gente quería hacer daño solo con el fin de hacer daño, y con eso se sentían satisfechos, y siempre estaba mi madre indicándome que había que ser buenos, que había que ayudar a los demás… parecía que tenía complejo de buena samaritana, y yo no pretendía ser mala persona, pero solamente ser bueno con quien realmente se lo mereciera, solo permitir conocerme a quien se mereciera conocerme, y no permitir que nadie me prejuzgara por ser de una manera o de otra, de ser rebelde o no serlo, de tener paz o no tenerla, no quería que nadie se interpusiera en mi camino, quería ser autodidacta para mi propia persona y no dejar que un comentario absurdo, como que hay  que aguantar o cosas de esas, me hiciera sombra, deseaba ser yo sobre todas las cosas, y que con el paso del tiempo pudiera llegar a ser alguien tan admirable como para mi lo era mi padre.

Deseaba tener seguridad en mi misma y deseaba ser un pájaro y poder escapar, volar y hacer mi vida. ¿Era lo que se llamaba y se llama una niña rebelde?

Nunca pude desenvolverme bien en el tema que conlleva el zafarse de lo que te rodea, siempre estaba escuchando esa vocecita interior que todos tenemos, ese hilillo de voz que te dice lo que tienes o lo que no tienes que hacer, oyendo peros a la cara y mentiras por la espalda y me harté, me harté hasta tal punto que decidí que lo mejor era hacerse el tonto, y pasar desapercibido, pero nunca bajar la guardia, sin dejar de observar.

Muchas veces con 10 años mi madre se ponía a hacer la comida o cualquier cosa en casa, y para que mi padre no estuviera solo por allí, me mandaba a mí con él, nunca me dijo mi madre que fuera con él a ver que hacia o por lo que realmente era, pero yo lo sabía, mi mente lo sabia, por que yo veía, como antes te he dicho, en mi familia decidieron pensar que yo era “despistada” y que iba a mi bola, pero lo que no sabían es, que yo sabía que algo se cocia detrás de mi familia y de mi existencia.
No tenía una vida como el resto de los niños de mi edad, lo normal es que los niños trabajaran en el campo, cuidando el ganado o cosas similares, pareciese ser que la gente tenía los hijos para quitarles un trabajo personal, mi caso no fue así, yo no tenía que trabajar ni tenía que hacer tareas desagradables y era tan feliz, tan feliz, que solo de pensar y recordar aquellos años, lloro de felicidad.
La suerte que tuve de "caer" en esa familia, no es pagado con nada del mundo. Mira, muchos años después, siglos incluso, había un cantante que me cantaba una canción que siempre la guardaré en mis pensamientos, decía algo asi como: " Categoría: eso no se compra, por que no se vende. Si con dinero se consiguiese categoría, muchos gastarían todo lo que tienen, para compararse con quien ya la tiene" Y vamos, que traído al lenguaje de aquella época, decía mi padre "hay que venir de raza, como los "gochines"

Siempre me arrepentiré de lo que apunté en aquella libreta, siempre hay que guardar un “as” en la manga, pero algunas personas que he conocido a lo largo de estos innumerables años, no se lo merecían, no se merecían eso por mi parte. Otros por supuesto, se merecían otras cosas que bueno, si sigues leyendo, llegarás a conocer... siempre hay que dejar el tema en suspense ¿o no?

No merece la pena que escriba aquí todo lo que recuerdo, para si un día me visita el Alzehimer, pues no me importaría olvidarlo, así que mejor prefiero que no quede constancia de ello, las ultimas navidades que pasé con mi familia, allá por el año 1509, fueron muy tristes, yo no sabía por que parecia que se estaban despidiendo de mi, lo aprendí con el tiempo, y lo entendí también, más en esos momentos desconocía el motivo de esas conversaciones; de lo dura y asquerosa que fue a partir de aquel momento mi corta vida mortal,como antes mencioné, mejor dejarlo en el olvido.
Alguien ya escribió una vez que “se llama memoria a la facultad de acordarse de aquello que quisiéramos  olvidar” y que razón tenía mi querido lector.

Mi padre nos dejó el 14 de febrero de 1510, a la edad de 55 años y yo desde aquél momento, debido a mi cariño hacia él, siempre creí que abandonaría este mundo para siempre a la misma edad, no sabía lo que me deparaba la vida al día siguiente…

A mi padre le quería todo el mundo, yo no asistí por decisión propia a su funeral, pero lo vi desde una ventana, jamás había visto ni he vuelto a ver tanta cantidad de gente asistir a un funeral, el más parecido que llegué a ver años más tarde fue el de Elvis Presley, allá por agosto del año 1978, eso para mi fue un verdadero orgullo.
Después de los años la gente recordaba a mi padre con cariño; muchas veces me paraban por la calle y me preguntaban si yo era su hija y me hablaban con un gran cariño de él. Eran recuerdos maravillosos.

Como te decía, aunque no estuve en su funeral, lo vi con todo detalle; tarde días en hacerme a la idea de lo que había pasado, de que jamás volvería a ver a mi padre, y como antes te comentaba, no tenía ni la más remota idea de lo que me depararía la vida al día siguiente ahora que no estaba uno de los seres a quién más he querido en este mundo.

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