Con el avance de la
ciencia, y los teléfonos móviles, me mandaba mensajes con Miguel, ¿Os acordais, mi amigo del la orden MIM?
Él seguía con
sus estudios de vampiros y de brujas, y ahora se dedicaba más a las brujas;
pero de vez en cuando, me mandaba cartas con el sello de La Orden MIM, para que
los otros superiores de la orden no las abrieran y fueran leídas. Siempre que
una carta salía con ese sello nadie se atrevía a abrirla, puesto que pensaban
que era algo oficial, en cambio si mandara una carta con un sobre normal, yo
estoy más que segura que lo sabían más de 30 por el camino lo que había
escrito, asi que ,usaba los sobres y los sellos de la orden.
Él mantenía en secreto que me había
conocido personalmente, pues estaba prohibido en La Orden; si se iba a conocer
a alguno de nosotros, tenían que ir no menos de tres personas juntas y él, en
ese sentido, había roto las reglas.