Introducción de Las Uvas Asesinas

Corría el año de nuestro señor Jesucristo 2006, ya casi finalizando, cuando mi madre decidió adquirir unas uvas como ciruelas…

Es una tradición que por motivos que no vienen a cuento yo no sigo desde hace años, leyendo mi libro titulado “Re de los siglos” conocerás el motivo por el que no tomo las uvas.

Íbamos a reunirnos en la casa sita en León para celebrar el último día del año, en amor y compañía de la familia y algunos que otros que no son familia, al menos mía…

Pasaron las horas sin pena ni gloria por que la pena, ya la puse yo por la mañana al perderme, aunque tendría que poner “perderme” por el monte al haber salido de caza con uno de mis cuñados.

Yo no tenía un calzado apropiado para la ocasión, y me calcé en los pies unas botas como las del cuento, de siete leguas… bueno, en este caso parecidas por que de siete leguas no se si eran pero que me sobraban 4 números de eso si que estoy bien segura…

Pues como te decía, que me fui a la aventura con mi cuñado Peter y con Bolita, fuimos al monte, había hielo, cuestas, maleza… y como eso que se dice de se juntaron el hambre con las ganas de comer, yo, un sapo campanero, tuve que besar el suelo después de unos kilómetros recorridos…

No hacía frío, eso me libró porque corriendo entre la maleza con esas botas, perdí de vista a mi cuñado… y vamos, que lo perdí bien perdido; al ver que pasaba el tiempo y yo no daba señales de vida se le ocurrió pensar que yo había marchado para casa… pero… ¿Cómo voy a ir a casa si ni tan siquiera sé donde estoy? No, mejor esperar que seguramente vuelvan a pasar por aquí…

¡Seré ingenua! No pasaron claro, y allí yo sola mirando las huellas del barro y pensando… ¿serán de perro?... Y esta de aquí ¿Será de jabalí? O… ¿Serán de lobo?.

No sé cual me aterraba más de las dos últimas, si el jabalí o el lobo, bueno, cualquiera de los dos no me gustaba encontrarme cara a cara con ninguno de ellos pero la mente es muy puñetera, y claro, el miedo es libre.

Después de un buen rato, no puedo decirte cuanto exactamente, por que no tenía reloj, empecé a escuchar disparos, me tranquilicé, aunque eran muy seguidos…. Pum, pum, pum

¡Qué extraño! Tanto disparo seguido no es normal, cuando me da por fijarme en la otra punta de la colina y veo que viene corriendo hacia mi Bolita con las orejas al viento… y mi cuñado detrás con una cara de mal café que prefiero no recordarlo.

Fuimos para casa y allí empeoró la situación, aunque creas que no es posible, te equivocas, es posible, empeoró de tal forma que me dijeron de todo menos bonita, y de esta manera, como todos los años, desde que tengo uso de razón, volví a sentir que donde yo debía estar, no era alli, ese no era mi lugar, debería estar volando de tejado en tejado, de parque en parque buscando los errores del populacho para darles fin, como en todas las noches buenas de mi vida ¿paradójico?

Bueno… que pasó el día y se fue acercando la noche, teníamos que ir a cenar a otro pueblo pero antes yo tenía que pasar por León a recoger a mis sobrinas, no es que tuviera que … es que quería por que así desaparecía unos momentos de la escena del crimen.

La cena, transcurrió de la manera más normal que te puedes imaginar pero lo bueno vino después cuando mi sobrina Maria empezó a imitar a artistas, pasamos muchísima risa y aparentemente las cosas se habían calmado, lo pasamos bien en familia… aunque faltara gente importante, no fue del todo mal, pero claro, aunque en esta familia nos conservamos muy bien, no dejamos de tener el que menos 400 años, por lo que ya no es lo que era, ahora, unos ratos hay que descansar para poder subsistir sin alimentarnos durante más días.

La semana pasó como dice un viejo refrán, como viento que lleva el diablo, ¿o es agua? Bueno, no sé, pero algo del diablo fijo 

Lugar de reunión: casa paca... se admiten vampiros y sugerencias

¿y ahora que?