¿Suerte?

¿Suerte?, decía el doctor Marañón a quienes atribuían su suerte a su éxito como médico, como escritor y como catedrático, "la suerte la debo yo a levantarme cada día a las cinco de la mañana para comenzar mi trabajo; entonces estudio el caso del enfermo que he de ver en el hospital y me prestigio como médico, corrijo el libro que estoy haciendo y adquiero renombre como escritor; preparo la clase que tengo que dar en la facultad y me valoran como catedrático...Pero eso no es suerte, sino el resultado de mi esfuerzo.
La suerte no existe; la suerte, no es otra cosa que la forma que la vida tiene de responder al esfuerzo y al sacrificio que a lo mejor se hizo muchos años antes"

Muchas veces (comenta J. Aymerich) que la suerte existe, y lo sabía muy bien el doctor Marañón, pero pretendía convencernos de que muchas veces, atribuimos a buena suerte lo que no es otra cosa que el resultado del esfuerzo, y a la mala suerte, lo que es fruto de la pereza.

Un ejemplo: ¿Cuántas veces los muchachos achacan a mala suerte los suspensos que reciben en junio, olvidando que la suerte de junio, es en septiembre cuando tienen que empezar a ganársela?

Pues eso, que si he llegado a donde he llegado, no es por cuestión de suerte, sino a levantarme todos los días incluidos los fines de semana a las 5 de la mañana para preparar lo que iba a hacer en el día, y con ello, puedo demostrar que en la universidad, sí se ponen matrículas de honor, no son casos extraños, solo hay que ganárselo y no creerse lo que uno no es... hemos de ser responsables a la vez que humildes, pues si nos creemos lo que no somos, terminará cayéndonos la mierda en la boca.

En fin, esta es mi reflexión del día.

Sed felices