Me senté en la
orilla del río y esperé a que amaneciera, empezó a salir el sol, si este fuese
mi último amanecer, el sol saldría para mí y me apartaría de este mundo para
siempre. Estaba tranquila, y decidida a esperar. Al cabo de unos minutos, no
sabría decirte cuanto, empecé a sentir calor, que se fue intensificando cada
vez más, no sé cuando pero me tumbé en el suelo y note como el calor y el dolor
me elevaban en el aire, y note como que todo mi cuerpo explotaba, y perdí la
noción del tiempo.
Por mi mente pasaban los momentos más
entrañables de mi vida, cuando hacía la instrucción con mi padre y los
amiguines de la infancia, cuando mi padre tenía que atender a algún cliente y
se despistaba y no se acordaba de decir eso de: _media vuelta, AR_ y nosotros seguíamos
cargados con las pistolas y escopetas por el camino en dirección a devesa… Un
día, me vino a la memoria también que dos de nosotros avisamos al resto _media
vuelta, media vuelta_ pero como no era la voz de mi padre no nos hacían ni caso.
También,
me pasó cuando nos tirabamos de cabeza al serrín desde los castillos y todos
los juegos que hacíamos de pequeños. Mis viajes por el mundo adelante pasaron
más como un flash que como un recuerdo… había llegado mi final.