viernes, 16 de enero de 2015

capitulo 13

Durante varios días, noté que alguien me observaba, pero no tenía ganas ni humor para hacer nada, y de una forma extraña, no sabia bien el motivo, no me sentía nada amenazada, no me importaba que un extraño me mirara y supiera lo que hacia, ya casi todo me daba igual.
El abandono de Javier, y que Jose estuviera tan lejos, me tenía ploff, siempre había dedicado mi vida a ayudar a los demás y ¿Qué había obtenido a cambio? Desidia y dejadez, no podía seguir por este camino por que terminaría encontrando la forma de poner fin a mi existencia, pero, jolin, no nos vamos a engañar, ni tan siquiera eso....

 no sabía de que forma eso podía ser posible.


Al cabo de unas semanas, me decidí a ver, o mejor dicho, a saber, porque él me observaba de esa manera, salí a pasear como todas las noches y ahí estaba él, mi querido observador; intenté leer su mente pero no pude sacar mucho de ella, sabia como cerrarla, pero no era un vampiro… Era un erudito de los que ya apenas quedaban, tenía una forma especial de vestir, con un traje de Armani negro y una bufanda roja, era muy apuesto; me plante delante de él en menos de un suspiro y no se asustó, tan solo esbozó una sonrisa y no dijo nada, y me sorprendió bastante no haberle asustado.
Y lo mismo que me brindo una sonrisa, hizo una pequeña reverencia y me dejo alli más plantada que una lechuga.

Pasaron varios días y yo seguía con mis largos paseos nocturnos, y siempre pasaba por el mismo sitio, a ver si me volvía a encontrar con mi amigo misterioso, pero por lo visto era muy listo, y sabía como resguardarse de mi.
Al cabo de tres semanas, volvió a aparecer en el mismo sitio, quizás había estado alli todos los días y yo no me había percatado, ya que parecía que mis poderes estaban “atascados”. 

Los poderes en muchas ocasiones están unidos a los sentimientos y a tu estado de ánimo, y el mio en esos momentos seguía por los suelos, aunque no puedo dejar de reconocer que mi amigo misterioso me atraía.

         Tardó un rato en dirigirse verbalmente a mí, pero al fin se decidió, yo no le quitaba los ojos de encima, como queriendo intimidarle.
        
         _ Hola Regi, por que… ¿ese es tu nombre verdad?
Me quede más sorprendida que nunca, creo que se me congeló la sangre de repente.
         _ Si, ese es mi nombre, ¿y el tuyo es?
         _ ¿No lo sabes? Me sorprende, creí que podías leer en la mente de las personas que querías, creí que sabrías algo de mí, pues sé que has notado que te observo desde hace varios días, y pensé que…
         _ Pues si, puedo leer la mente de la gente, a no ser que por algún motivo sean reacios a ello, tu sabes como cerrarla y no he querido indagar, me gustaría si eres tan amable, que me contaras y me respondieras a mis preguntas, al porque me sigues, y que sabes y que quieres de mi.

Note como me empezaban a fluir ideas de lo que pensaba en esos momentos, leí su mente durante el rato que me permitió, y vi que no me mintió en lo que me contó a continuación.

         _ ¿Has oído hablar de la MIM, Regi?
         _ No, no sé que es, ¿es una secta?
         _ Jajaja, no, no, para nada; tranquila. La MIM, es una orden con cientos de años de antigüedad que se dedica a estudiar a gente como tu, pero no para destruiros, ni para haceros daño, sino tan solo para saber que hay otras formas de vida. A muchos de los tuyos les hemos ayudado de forma desinteresada.

         Yo me estaba volviendo loca o ese hombre me estaba diciendo la verdad, había leído en su mente que era uno de los superiores de la orden MIM, me había seguido para ver si podía hablar conmigo, y no con la intención de hacerme daño, tan solo quería saber.
Aunque igual que no me permitió leer su mente cuando lo intenté, me estaba transmitiendo lo que quería que viera para engañarme.

Me pidió que lo acompañara a su hotel, pues no era de aquí para seguir hablando con tranquilidad, no me tenia ningún miedo porque sabía que me alimentaba solo del delincuente, y no le inspiraba ningún miedo, así que accedí a acompañarlo a su hotel, el Alfonso V, aunque en un principio un tanto recelosa por si me engañaba.

Era un hotel que prácticamente acababan de inaugurar, su habitación quedaba en el 4º piso y la cafetería en la última planta, así que nos dirigimos a la cafetería para pedir algo caliente; 
Fuera, nevaba y aunque yo no bebía ni comía, me pedí un café porque el olor y el calor me reconfortaba, yo para no negarlo, estaba algo asustada, sabia que este miembro de la orden no podía hacerme nada, pero no sabía si había más miembros como él, que no buscaban el mismo fin, así que era mejor mantenerme sobre aviso para que no me cogiera nada desprevenida.

         Entramos en la cafetería del hotel, como te iba contando, y empezó a hablarme sin cerrar su mente para nada, al menos, yo no me percaté de nada raro en ese instante, puesto que sabía que yo iba a aprovechar cualquier momento para leerla, pero yo hacía como que no me importaba demasiado…

Después de más de 3 horas de conversación, supe cual era su nombre, que era de una ciudad cercana a Cádiz, llamada San Fernando, y que era una buena persona, que al fin y al cabo, después de lo que había pasado, era lo que realmente me importaba…
         _ Perdona, como sé que sabes muchas cosas de mi vida, te diré que se me esta haciendo tarde, si quieres, mañana después de las 12 de la noche, nos volveremos a ver, donde tu me digas, y podremos seguir hablando, y así me seguirás contando cual es ese interés tan enorme que tienes en saber de mi, porque quieres saber de mi vida y todo lo que quieras. Su nombre era Miguel, me pareció bonito.

Le di dos besos para despedirme como hacia la gente de la época y me marché.
         Cuando llegue a mi casa, aunque ya era casi la hora del amanecer, estuve un rato mirando por la ventana, esperando a ver si tenia alguna noticia de Javi, mi querido pupilo, pero como las noches y los días anteriores, no tuve noticias de él, cosa que me apenaba, pero me había prometido a mi misma, dejarle hacer su vida y no entrometerme de ninguna de las maneras, así que me eché en la cama, y pensé en mi nuevo amigo, ese mortal que me había observado durante tantas noches, y no me había inspirado ningún tipo de desconfianza, me gustaba su forma de ser, no se había asustado al verme, y además me había regalado una sonrisa, una sonrisa que para mi, era lo más importante que podía esperar de un mortal, que además, sabia lo que yo era.
En cambio no sabía que pensar de mi pupilo, como yo le decía de forma cariñosa, igual debería hasta de dejar de llamarle mi pupilo pues por lo visto no le había enseñado nada.

         Pensé en convertir a mi nuevo amigo en uno de los nuestros,(la verdad es que yo siempre estaba pensando en lo mismo, ya hasta me estaba preguntando si carezco de creatividad, aunque visto de otro modo, siempre lo pienso pero casi nunca lo hago) pensé que necesitaba un compañero porque llevaba muchos años vagando sola por el mundo, pero gracias a Dios, deje que se borrara de mi mente esa idea tan espantosa ¿Cómo iba a hacer yo eso? Después de tantos años sin haber creado a nadie, quizás ni me recordara como habría de hacerse… Pero me dije: _ Regi, déjate de ideas absurdas_

         A la noche siguiente, yo llegue antes de tiempo a mi cita, no me gusta que nadie tenga que esperar por mí, así que me desperté temprano, fui a alimentarme para no sentirme atraída por la sangre de mi amigo y cometer una estupidez, volví a casa, me cambié de ropa, para la ocasión, escogí un pantalón negro de Armani con una camiseta de Calvin Klein, también oscura, colores que resaltaban mi palidez, pero me eche un poco de color, y no se notaba apenas nada, lo único extraño era el brillo de mis ojos que parecían unos topacios naranjas, así que me puse mis gafas de invierno de CK y salí dirección al hotel donde había quedado con mi amigo.

Llegue a las once y media algo pasadas, hasta las 12 no habíamos quedado, así que subí a la cafetería y me pedí un café bien caliente para entrar en calor, lo removía con la cucharilla como que me lo fuera a tomar y de esa manera el olor del café me llegaba de una forma más natural.

Poco antes de las 12 llego mi amigo, vestido de una manera más informal a la de la otra noche, pero con su cardigan y su bufanda roja alrededor de su cuello. ¿Me tendría miedo?

Me levanté y le di los dos besos de rigor, esa forma en la que se saludan los amigos actualmente, que tanta gracia me hacía, pues se besaban en la cara; le di los besos y el también me saludo con su sonrisa. Nosotros los vampiros nos damos un beso en los labios, incluso si es un amigo especial, hay quien se muerde la lengua antes de besar a un amigo. ¿Te parece asqueroso? Hay a quien si, pero si eres un vampiro y lo pruebas, no te lo seguirá pareciendo.

Se sentó a mi lado y se pidió una coca cola, tenía un color parecido al café pero el olor no era ni parecido, quizás también te extrañe que comente esto de la coca cola, pero nunca en mi vida mortal la probé puesto que no existía, claro, y cuando salio al mercado por primera vez, la verdad es que el color no era ni parecido al actual. 
Se quedo mirando a ver si yo decía algo pero me limite a mirarle, a observarle como había hecho el conmigo días atrás, a grabar en mi mente cada detalle de aquella conversación, de aquellos instantes, y para sacar todo lo positivo de aquel momento, después de unos minutos, se decidió a hablar y empezó a contarme su historia, de cómo había llegado hasta allí, de por que era de la orden MIM, que perseguía conmigo… me dijo que podía preguntarle todo lo que quisiera saber, pues, el intentaría responder a mis preguntas.

         Me encantaba estar rodeada de humanos, y como me había alimentado esa misma noche, aun mi cuerpo notaba el calor que me había aportado la sangre de mí ultima victima, por lo que escuché con todo detalle lo que me contó, intentando interrumpirle lo menos posible, pues me encantaba escucharle hablar.

No parecía nada hablador, parecía una persona de palabras justas, pero sabía explicarse, de forma muy diplomática, que a mi me gustaba pues recordaba viejas épocas pero no quería que siguiera asi por mucho tiempo pues no iba a poder intimar de una manera moderna.
No quiero que me traten de usted a no ser en mis reuniones de eruditos, que no hacerlos, claro está sería una gran falta de respeto, pero esto era una reunión informal ¿no? Pues asi debería de ser. 

Informal en todos los sentidos; y del todo, no quite de la cabeza el convertirlo. 
Jajaja


No hay comentarios:

Publicar un comentario