Todo estaba saliendo
a pedir de boca, la madre de los niños iba de vez en cuando a visitarlos, pero
se quedaban allí conmigo, y... bueno, antes de irse, yo le daba dinero para que no pasara
necesidad de nada y dejara definitivamente la calle; pero no lograba
convencerla, tampoco podía hacer nada para que entrara en razón y dejara las
drogas, así que, después de 20 años, la madre muere y yo soy quien tiene que
comunicárselo a los niños.
Para mi siempre serían mis niños aunque tuvieran 80
ó 100 años
Javier tenía 25 años y José 24, ya eran
unos hombres, habían terminado sus estudios en la universidad y José se iba
para hacer un master de un año en Michigan; Javier no quería porque no quería
abandonar León.
Cuando
les comuniqué la noticia de la muerte de su madre, no se inmutaron demasiado,
el más pequeño, José, dijo que se lo tenía merecido por la vida que había
llevado, y Javier, se reservó su opinión; era el más reservado de los dos, en
cambio José, era más dicharachero, pero al mismo tiempo más noble.
Llego el día del viaje a Michigan y lo
acompañamos hasta el aeropuerto, me dio mucha pena que se fuera, era como un
hijo, pero era su decisión así que yo no podía intervenir.
De vuelta a casa,
solos, Javier y yo; me comento algo que tenía reservado para un momento como
aquel, yo después de tantos años, aun no tenía respuesta para algunas
preguntas.
_ ¿Puedo preguntarte algo Ta? (él me
llamaba así muy a menudo)
_ Sí, por supuesto
_ He estado estudiando durante 6 años
en la universidad de medicina, siempre quise ser un buen médico, y
científicamente, no me puedo explicar porque tú con el paso de los años, sigues
con la cara como siempre, no envejeces, siempre estás igual…
_ Me quede callada unos instantes por
que no sabía que contestar, le dije que
me acompañara a casa, y allí hablaríamos más cómodamente
No nos
dijimos ni una sola palabra en el camino, y yo, leí su mente, quería saber
antes de que me lo dijera que era lo que pensaba de mí, que idea tenia de lo
que era yo, y lo más importante, si su joven mente podía asimilar lo que iba a
decirle.
La
respuesta fue positiva, anidaba en su corazón un gran amor, y estaba preparado
para escuchar parte de mi historia.
Nos sentamos, le
serví un vaso de ponche y comencé mi
relato…
_ Mira
Tati, sé lo que ronda desde hace años por tu mente, sé que intuyes lo que soy
pero no lo quieres creer, si, soy una persona muy anciana, no lo aparento
porque tengo el don de la inmortalidad, pero tengo 500 años, para sobrevivir, me
alimento de la sangre del malvado, y a veces sufro más que ellos por hacer que
mueran de mis manos, con el paso de los años, voy adquiriendo mas poderes que
ni yo misma los conozco, no tengo intención de usarlos con algún mortal que no se lo merezca, creo
que soy buena, si no lo crees, y te asusta lo que te estoy contado de mi, tómate
el tiempo que necesites y te daré todo el dinero que vayas a necesitar, y
cuando quieras puedes dejarme.
_ ¡Ta!
¿Pero que dices? ¿Dejarte? Seas lo que seas, eres la persona más buena del
mundo, hay nobleza en tu mirada y nunca te abandonaré…
Seguimos charlando
hasta el amanecer, que nos fuimos a dormir, yo sentía un tipo de mareo en mi
interior por lo que acababa de pasar, pero en el fondo de mi alma, supe que era
lo que estaba deseando.
A partir
de ese día, charlamos todas las noches, le contaba lo que había vivido, lo que
había aprendido, mis historias… él me contaba también sus historias, si salía
con alguna chica o si alguna que le gustaba no le hacia caso…
Fueron unos meses
felices hasta que recibí una carta muy extraña.
Tenía el
sello de León, así que quien me la había mandado no estaba muy lejos, era una
amenaza (seguramente, una amenaza de muerte, llevada a cabo por Mario, al cual hacia siglos
cometí el error de perdonarle la vida) decía que me tenía que marchar de León,
o ellos mismos me echarían.
Le
comenté a Javier lo sucedido, para que supiera que durante unas noches no me
iba a encontrar en casa, le di el dinero suficiente para que no le faltara de
nada y me fui, quería venir conmigo pero no podía permitírselo.
Le dije que se
fuera a un hotel, tampoco podía quedar en casa por que de esos desalmados yo me
podía esperar cualquier cosa, y si se presentaban en casa y Javi estaba, eran
capaces de hacerle algún daño solo por el hecho de que fuera una repercusión
para mi, asi que, le dije que fuera a un hotel y no reparase en gastos, yo no
quería que pasara ningún tipo de necesidad, el dinero que él ganaba debía de
guardarlo por si algún día no estaba yo como respaldo, si necesitaba más dinero
del que le había dado, sabía donde podía encontrar más de mi cuenta.
Me costó
varios meses deshacerme de todos los seguidores de Satanás y de Mario, al que
por fin mate sin piedad por que me la tenia jurada, eran cientos de ellos, se
habían multiplicado como churros y no estaba dispuesta a volver a pasar todos
los calvarios que había pasado durante mi vida;
Mario, era tan rencoroso, que ni
siquiera me inspiró algún tipo de clemencia cuando le estaba matando, utilicé
con él, el don del fuego porque como ya era “perro viejo” no podía matarlo de la
misma manera que a los demás, que apenas tenían 50 años como inmortales; de
todas formas, no me costo mucho trabajo acabar definitivamente con él, pensaba que sería más difícil.
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