viernes, 10 de abril de 2015

capitulo 19

Al que yo consideraba mi nuevo amigo, llegó pasadas las doce de la noche y no traía buena cara.

         _ ¿Qué te pasa, estás enfermo?
         _ ¿Enfermo? Lo que estoy es con un cabreo que no sé ni como ponerme
         _ Y eso ¿por qué? ¿Qué ha pasado?
         _ ¿Qué que ha pasado? Bueno Regi, no me tomes el pelo diciendo que no lo sabes porque no te lo puedo creer, me gustaría que me explicaras que pasó ayer, por que mataste a esa pobre mujer y porque tuve que salir del hotel como que hubiera hecho algo malo cuando ni tan siquiera sé de que va la historia. Por los años que llevo estudiándote sé que es obra tuya pero por más que lo intento no encuentro una explicación así que he decidido marcharme, me voy a la casa matriz  pues no puedo seguir aquí sin saber a que atenerme.


         _ ¿Cómo que te vas? ¿Por qué?
         _ Por que si Regi, no quiero que te sientas obligada a contarme lo que pasó pero si lo considero justo, ya que me he visto implicado en algo tan desagradable me gustaría saber que es lo que guardas.

         _ Bueno, si no te marchas, te lo contaré
         _ Bueno, me lo cuentas y decido después si me voy o me quedo ¿te parece?
         _ No, no me parece pero vas a hacer lo que quieras y lo entiendo. Respetaré tu decisión aunque no la comparta.

.....
 Creo que lo de convertirlo en vampi, en mi vampi, tendría que esperar, aunque era un buen momento para convertirlo a la fuerza, no iba a poder negarse y no iba a poder contra mí, pero no… yo no era así, le quería demasiado y no podía hacerle daño, y tenía la mente cerrada a mi para saber si él lo deseaba tanto como yo, solo lo deseaba o ni tan siquiera se le había pasado por la cabeza, ya que él estaba muy orgulloso de su condición, saberse un mortal inteligente que un día le llegaría la hora y puede que no quisiera hacer nada para remediarlo, parecía la típica persona que le gustaba dejar actuar a la naturaleza, si eso era así, me daría mucha rabia, pero dejaría el tiempo pasar.

Se quedó callado a ver si yo decía algo hasta que al final reventé, le dije que se sentara para comer algo y mientras yo le contaría lo que había pasado. No tenía ganas de comer nada pero hasta que no se pusiera a comer yo no iba a contar nada porque en el fondo, estaba arrepentida y no me atrevía a hablar, pensaba que si esperaba a que estuviera comiendo, sería menos probable que me dijera algo o me interrumpiera en mi historia. 
No es que sea una persona de las que interrumpen, no, para nada, lo que pasa es que como estaba enfadado, muy enfadado para ser exactos, pues prefería que le pillara comiendo, que por algo dirán que las penas con pan son menos ¿no?.

Se sentó y se puso a cenar como le pedí, no era por mandar lo que tenía que hacer, era para tenerlo ocupado mientras le contaba lo que había pasado en el hotel la noche anterior.

         Le conté todo tal y como había sucedido, con todo lujo de detalles para que él tomara su propia decisión, y cuando terminé con la historia no dijo nada, se quedó callado, pero sin dejar de mirarme, hasta que por fin dijo:

         _ ¿Y quién te crees para decidir si a alguien le falta mucho de vida o no?
         _ Ya sé que no soy nadie, pero en ese momento no me quedaba otro remedio, le pedí como te he dicho que callara y me respondió mordiendo mi mano; quisiera preguntarte ¿tu que hubieras hecho?
        
         Volvió a quedarse callado durante un tiempo que me pareció interminable, no mire el reloj, casi nunca solía hacerlo, pero seguramente pasaron más de dos horas, o al menos en mi mente pasaron.

         _ ¿Qué hubieras hecho? ¿No me vas a contestar, verdad? Bueno, no, no lo hagas por que callando conozco la respuesta.
         _ No, no es eso, no me mal interpretes
         _ No te mal interpreto, no te preocupes, y me fui

Marche a dar uno de mis paseos eternos por la orilla del río, me senté donde siempre lo hacía, en la orilla del primer puente de madera, aquel ya era mi sitio, y me puse a pensar en todo lo que había pasado, lo que auguraba como un día feliz, se había convertido en uno de los más asquerosos, estaba arrepentida de lo que había pasado pero odiaba sobre manera que alguien me lo dijera, llevaba muchos años haciendo lo que se me antojaba, sin decir como y por qué y ahora aunque nadie me obligaba, me sentía obligada conmigo misma a contarlo.

Necesitaba hablar con mi amigo antes de que se marchara, quizás fuera la última vez que lo viera y no quería que me pasara como me había pasado años atrás, nunca más había vuelto a ver a Paco, y sería algo que no me perdonaría nunca, no quería que me pasara lo mismo; así que cogí el camino a casa y fui todo lo deprisa que pude, antes bien, mirando si había algún mortal por los alrededores.

         Llegué a mi casa y aún seguía allí sentado, donde le había dejado cuando me marché, le pedí disculpas por lo sucedido, y me despedí como Dios manda de él, puede que para siempre.

Me dijo que me perdonaba y que yo también lo perdonara por haber dudado de lo que había sucedido; todo quedó aclarado y llego el momento de despedirse; me moría de ganas de darle un beso de vampiro pero no me atreví, así que me conformé con besar sus labios, me puse las gafas de sol, y me fui para dejar que preparara todo a gusto, todas las cosas antes de regresar a su ciudad.

Encima de la cama le deje una carta, que quizás nunca leyera, y al lado un bote de perfume con el que siempre lo identificaría, podría usar miles más, pero siempre que yo percibiera ese olor me acordaría de él, como aquel miembro de la MIM que me había dejado trastocada.




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