Después de unas
cuantas noches de conversación, yo había pensado en algo para ofrecer a mi
amigo a cambio de que él me estuviera ayudando a buscar y convencer a Javi; por
fin un día llego el momento que durante más de 2 años añoré…
Yo estaba sentada en mi casa leyendo el
libro de “Las arenas de Saqqara” cuando sonó el móvil, era mi amigo, me llamaba comentándome que estaba en un
bar y me decía que me esperaba allí en 2 horas pues tenia una sorpresa.
¿Una sorpresa? ¿Para mí? ¿Qué podría
ser?
Me puse mis vaqueros
preferidos y mis botas de piel de
serpiente que eran las más súper mega fashion que encontré en las tiendas, me
gustaba llamar la atención algunas veces con mi vestimenta, vestía con chándal
o con algún pantalón extravagante de Armani que había comprado para alguna
ocasión, en la que quería llamar la atención.
Baje las escaleras tan rápido que
cuando lo pensé, di gracias a Dios de que no hubiera ningún mortal cerca pues se
habría dado cuenta de la poca naturalidad que había en esos movimientos; no sé
por qué, pero cuando la alegría me invadía de una manera mayor de lo común, me
costaba mucho más ocultar mi forma de
ser, un ser inmortal…
Llegué como te puedes imaginar en menos de 5 minutos al bar donde me esperaba mi
querido confidente, y claro, tuve que esperar, odiaba esperar pero no podía
acusar a nadie pues estaba esperando por ser una impaciente, no podía dejar de
mover la pierna y decidí sacar un paquete de tabaco de la máquina, no se si
seria capaz de fumar, no se, pero algo debería de hacer para matar el tiempo;
me pedí un café bien cargado y caliente, como a mí me gustaba, y me puse a
remover con tanta rapidez el azúcar con la cuchara que se formo una pequeña
espuma, y dos mortales que estaban a mi lado, se quedaron mirando como que
hubieran visto un milagro o alguna cosa de esas; me asusté, me asusté bastante
si señor, pero ¿Sabes que hice? Debido a la excitación que tenía encima, me
quite las gafas y les miré a los ojos, con lo que salieron gritando del bar.
Estaban
borrachos con lo cual, ese episodio lo recordarían como algo que formaba parte de
su borrachera.
Yo no
podía seguir así, al final me iban a descubrir por una tontería, y no podía
permitirme ese lujo así que cogí mi café y mi paquete de cigarrillos rubios y
me senté en una mesa, (bueno, vale, si, me senté en la silla... ) al lado de la ventana; y me puse a observar como pasaba la
gente, y me puse a pensar en Javi, que sería de su vida, si le hubiese
comunicado a su hermano José lo que había sucedido entre nosotros, esa misma
noche le llamaría a Michigan yo misma para contárselo.
Pensé en
lo que tenía reservado a mi nuevo amigo, y decidí no pensar si era una idea
absurda o no, lo había decidido y ya estaba, punto redondo, aunque antes le debería preguntar a él que
le parecía.
Al fin una hora y media más tarde llegó,
se sentó y se pidió una coca cola, encendió un cigarrillo, me miro y me dijo
_ ¡¡Lo he encontrado!!
_ ¿Lo has encontrado? ¿El qué?
_ A Javi, le he encontrado y he hablado
con él, he quedado mañana de pasar a buscarle por el Calabozo, que es un
gimnasio donde va, para que te pases por alli y hables con él, quiere hablar contigo y está arrepentido de todo lo que ha pasado, le he dicho que tu también y debéis
hablar, yo si quieres te acompaño, y sino, irás tu sola.
Me quede
callada… no sé por cuanto tiempo, esperó pacientemente a que dijera algo sin
interrumpirme, y sin venir a cuento le dije que quería convertirle en mi vampi,
si él lo aceptaba, claro esta.
_ Piénsatelo y mañana me contestas, me
levanté, le di un beso en los labios y me fui.
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