No paré
de dar vueltas a la cabeza a ver si averiguaba una forma de recuperarme de
aquellas quemaduras, los vampiros nos curamos rápidamente de nuestras heridas
pero si son hechas por fuego, aunque no te hayan matado, necesitas ingerir
mucha sangre para que el cuerpo se restituya, así que, saque fuerzas de donde
pude, esperé a que anocheciera para salir a cazar y en cuanto pude…
Antes de
salir, intente utilizar bien mi oído sobrenatural no fuera que me hubieran
seguido los de la inquisición y me estuvieran esperando, oí ruidos de voces
pero lejanas, y no oí nada acerca de la inquisición por lo que pude suponer que
ya no estaban cerca, seguramente supondrían que me había quemado y no podría sobrevivir.
Pude
hacerlo por que quien me había creado, había bebido la sangre directa de la madre,
de la reina, o al menos eso era lo que yo creía en aquel momento, que dicho sea
de paso, no podía a penas ni pensar, ni recordar.
Llegué
como buenamente pude a las escaleras de Renueva en busca del delincuente, allí
habían robado unos cuadros de la Iglesia y rápidamente di con los ladrones, que
para mi suerte eran mas de dos, así que, apenas sin que se dieran cuenta, me
acerqué a ellos arrastrándome entre las sombras y me agazapé como para
susurrarle algo al oído del primero, con mi imprudencia le rompí el cuello pero
antes de que su corazón dejara de latir me alimente de toda su sangre, los
otros quedaron parados allí mirando y muertos de miedo así que me pude alimentar
de otros dos.
Notaba
como la sangre recorría mis venas y me iba abrasando debido a las quemaduras
que tenía, pero notaba que mi nariz y el resto de mi cara ya empezaban a
adquirir su aspecto normal poco a poco; me ajusté la ropa, la capa de lino rojo
y seguí mi camino como si nada; aunque bueno, como puedes suponer, antes
devolví los cuadros donde debían estar.
Fui a mi
reunión de eruditos, pues me había sabido meter en la alta sociedad de gente
inteligente; y a través de sus mentes me enteraba de lo que estaba pasando en
España, y por supuesto en León, la Catedral hacia unos años que había sido dada
por finalizaba y yo deseaba que llegara el 24 de diciembre porque era el día
que podía contemplarla por dentro, estaba abierta por la noche y los cristianos
celebraban su misa del nacimiento de Jesús a las 12 de la noche, siempre que
estaba despierta, año tras año, acudo a la catedral ese día, y paso
desapercibida entre la cantidad de mortales que acuden para rezar, o muchos
otros para ver si de esa manera, alguien les perdona todos los pecados del
resto del año. A mí me encantaba esa noche, nunca me alimentaba ni del
delincuente, esa noche era la única del año que podía vivir.
En esos
días, no se deja de hablar entre mis amigos mortales del problema en el que
estaba España, Comentaban que Fernando de Baviera había muerto en extrañas
circunstancias, nunca se supo como murió pues no entendían que hubiera muerto
completamente desangrado y no tuviera ni una sola herida por ninguna parte,
esto quedo guardado en secreto y a la gente le dijeron que había fallecido de
un ataque al corazón. Yo sabía que un viejo vampiro lo había asesinado, un
vampiro llamado Javier a quién tuve el disgusto de conocer años más adelante,
en esos momentos solo sabía de su existencia por que había leído en las mentes
de los otros bebedores de sangre.
Javier, era un chico que había sido convertido
con 20 años, era alto, moreno y tenía unos preciosos ojos verdes, siempre iba
elegantemente vestido, muy moderno para esa época… salimos juntos a cazar
algunas noches y es cuando fui descubriendo que era un ser asqueroso, por
razones que no vienen a cuento, creí que me había enamorado de él, pero
rápidamente me di cuenta que eso no era amor, yo llevaba más de 200 años
vagando sola por el mundo y al principio me lié. Una noche le abandoné para
siempre, se que aún me busca, pero no hemos vuelto a estar juntos.
Descubrí
con el paso de los años que si no quieres que queden huellas en el inocente que
acabas de matar, solamente tienes que morderte un poco la lengua y dejar caer
dos gotas de sangre en los agujeros del cuello, no veas con que rapidez
cicatrizan…
También
Mati había muerto, aunque hasta siglos mas tarde no supe quien le había dado el
beso de la muerte de esa manera (fue un vampiro francés afincado en Villanueva
que tenía mas de dos mil años de antigüedad).
Se
planteaba de esa manera de nuevo el problema de la sucesión (con la muerte de
Fernando me refiero) y en el 1700 Carlos II dejó como heredero a Felipe de
Anjou, nieto de Luis XIV de Francia; de esa manera comprendí porque Javier, se
había entrometido, no llegue a conocerle cara a cara en ese momento, como ya
antes te dije, pero nos comunicábamos con el don de la mente (y cuando le
conocí me enamoró con su palabrería) y sé que hizo todo lo posible que tras la
Guerra de Sucesión Española, Felipe V fuera aceptado como rey.
Uf, me
esperaban a partir de entonces unas noches agotadoras y había días que
necesitaba alimentarme de más de una víctima.
Un año
antes de la Revolución Francesa, el trono fue ocupado por Carlos IV; y yo, con
el paso de los siglos vagando sola por el mundo, decidí comenzar a viajar…
… Mande
construir un ataúd de oro para que de ninguna manera pudiera penetrar el sol,
pagar a unos pobres hombres para viajar de día y que ellos descansaran de
noche, pero por nada del mundo podían decir que era lo que transportaban y a donde se dirigían, les
pague muy bien su trabajo para mantenerles la boca bien cerradita.
Salimos de León el
27 de diciembre de 1788 en dirección a Francia.
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