domingo, 24 de agosto de 2014

Capitulo 7


No paré de dar vueltas a la cabeza a ver si averiguaba una forma de recuperarme de aquellas quemaduras, los vampiros nos curamos rápidamente de nuestras heridas pero si son hechas por fuego, aunque no te hayan matado, necesitas ingerir mucha sangre para que el cuerpo se restituya, así que, saque fuerzas de donde pude, esperé a que anocheciera para salir a cazar y en cuanto pude…

Antes de salir, intente utilizar bien mi oído sobrenatural no fuera que me hubieran seguido los de la inquisición y me estuvieran esperando, oí ruidos de voces pero lejanas, y no oí nada acerca de la inquisición por lo que pude suponer que ya no estaban cerca, seguramente supondrían que me había quemado y no podría sobrevivir.


Pude hacerlo por que quien me había creado, había bebido la sangre directa de la madre, de la reina, o al menos eso era lo que yo creía en aquel momento, que dicho sea de paso, no podía a penas ni pensar, ni recordar.

Llegué como buenamente pude a las escaleras de Renueva en busca del delincuente, allí habían robado unos cuadros de la Iglesia y rápidamente di con los ladrones, que para mi suerte eran mas de dos, así que, apenas sin que se dieran cuenta, me acerqué a ellos arrastrándome entre las sombras y me agazapé como para susurrarle algo al oído del primero, con mi imprudencia le rompí el cuello pero antes de que su corazón dejara de latir me alimente de toda su sangre, los otros quedaron parados allí mirando y muertos de miedo así que me pude alimentar de otros dos.

Notaba como la sangre recorría mis venas y me iba abrasando debido a las quemaduras que tenía, pero notaba que mi nariz y el resto de mi cara ya empezaban a adquirir su aspecto normal poco a poco; me ajusté la ropa, la capa de lino rojo y seguí mi camino como si nada; aunque bueno, como puedes suponer, antes devolví los cuadros donde debían estar.

Fui a mi reunión de eruditos, pues me había sabido meter en la alta sociedad de gente inteligente; y a través de sus mentes me enteraba de lo que estaba pasando en España, y por supuesto en León, la Catedral hacia unos años que había sido dada por finalizaba y yo deseaba que llegara el 24 de diciembre porque era el día que podía contemplarla por dentro, estaba abierta por la noche y los cristianos celebraban su misa del nacimiento de Jesús a las 12 de la noche, siempre que estaba despierta, año tras año, acudo a la catedral ese día, y paso desapercibida entre la cantidad de mortales que acuden para rezar, o muchos otros para ver si de esa manera, alguien les perdona todos los pecados del resto del año. A mí me encantaba esa noche, nunca me alimentaba ni del delincuente, esa noche era la única del año que podía vivir.

En esos días, no se deja de hablar entre mis amigos mortales del problema en el que estaba España, Comentaban que Fernando de Baviera había muerto en extrañas circunstancias, nunca se supo como murió pues no entendían que hubiera muerto completamente desangrado y no tuviera ni una sola herida por ninguna parte, esto quedo guardado en secreto y a la gente le dijeron que había fallecido de un ataque al corazón. Yo sabía que un viejo vampiro lo había asesinado, un vampiro llamado Javier a quién tuve el disgusto de conocer años más adelante, en esos momentos solo sabía de su existencia por que había leído en las mentes de los otros bebedores de sangre.
 Javier, era un chico que había sido convertido con 20 años, era alto, moreno y tenía unos preciosos ojos verdes, siempre iba elegantemente vestido, muy moderno para esa época… salimos juntos a cazar algunas noches y es cuando fui descubriendo que era un ser asqueroso, por razones que no vienen a cuento, creí que me había enamorado de él, pero rápidamente me di cuenta que eso no era amor, yo llevaba más de 200 años vagando sola por el mundo y al principio me lié. Una noche le abandoné para siempre, se que aún me busca, pero no hemos vuelto a estar juntos.

Descubrí con el paso de los años que si no quieres que queden huellas en el inocente que acabas de matar, solamente tienes que morderte un poco la lengua y dejar caer dos gotas de sangre en los agujeros del cuello, no veas con que rapidez cicatrizan…

También Mati había muerto, aunque hasta siglos mas tarde no supe quien le había dado el beso de la muerte de esa manera (fue un vampiro francés afincado en Villanueva que tenía mas de dos mil años de antigüedad).

Se planteaba de esa manera de nuevo el problema de la sucesión (con la muerte de Fernando me refiero) y en el 1700 Carlos II dejó como heredero a Felipe de Anjou, nieto de Luis XIV de Francia; de esa manera comprendí porque Javier, se había entrometido, no llegue a conocerle cara a cara en ese momento, como ya antes te dije, pero nos comunicábamos con el don de la mente (y cuando le conocí me enamoró con su palabrería) y sé que hizo todo lo posible que tras la Guerra de Sucesión Española, Felipe V fuera aceptado como rey.

Uf, me esperaban a partir de entonces unas noches agotadoras y había días que necesitaba alimentarme de más de una víctima.

Un año antes de la Revolución Francesa, el trono fue ocupado por Carlos IV; y yo, con el paso de los siglos vagando sola por el mundo, decidí comenzar a viajar…

… Mande construir un ataúd de oro para que de ninguna manera pudiera penetrar el sol, pagar a unos pobres hombres para viajar de día y que ellos descansaran de noche, pero por nada del mundo podían decir que era lo que  transportaban y a donde se dirigían, les pague muy bien su trabajo para mantenerles la boca bien cerradita.


Salimos de León el 27 de diciembre de 1788 en dirección a Francia.

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